El ¿sorpresivo? arribo de Donald Trump a la Presidencia de los E.E.U.U. ha dado ristra a un sinnúmero de interpretaciones, tratando de comprender ese fenómeno. Yo sigo desde hace años a Walter Russel Mead, un académico bastante conservador pero serio, siempre enfocado en el rol de la identidad y los valores culturales en la política. Utilicé profusamente su obra para mi libro sobre religión y política exterior.
A propósito del triunfo de DT, Russell Mead publica un artículo en la revista Foreing Affairs titulado The Jacksonian Revolt. Si bien es un texto celebratorio de las taras de la América Profunda, puede servir para entender esta delicada coyuntura.
RM sostiene –en línea con su tesis sobre presidencias americanas clasificables según modelos históricos del siglo XVIII- que la Presidencia de Donald Trump podría significar el retorno de la política estadounidense a una dimensión arraigada en la cultura local.
RM clasifica a la política estadounidense como Hamiltonianas (interesada en controlar la arquitectura financiera internacional), Wilsonianas (con foco en una agenda liberal y la institucionalización de la política internacional), Jeffersoniannas (interesada en una proyección minimalista de los EEUU, imbuida de marcado realismo) y Jacksonianas (patriótica, anti elitista y de abierto desafío a la agenda liberal).